1 Corintios 6:19
Dios no solo quiere que tengamos una familia feliz, una familia ordenada, una familia santa, sino también una familia saludable.
La Biblia dice concerniente a nuestros cuerpos que somos maravillosamente hechos y que son el “templo del Espíritu Santo”. La casa de Dios. El (v.19) dice: ¡O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo… los cuales son de Dios! Dios pagó un “mayor precio por usted”, mucho más que tres millones y medio, que ese hombre pagó por la pelota de Fútbol de Pelé y usted no es su propio dueño, por ello Dios le ha mandado si, le ha ordenado que le glorifique, tanto en su cuerpo, en su alma como en su espíritu.
El salmista dijo con respecto a su cuerpo, que él había sido creado formidable y maravillosamente, en el Salmo 139:14 leemos. “Te alabaré porque maravillosas son tus obras”. Su cuerpo está cuidadosamente diseñado. Es una máquina de precisión, y gracias a Dios viene con un manual del usuario y un kit de mantenimiento llamado: “La palabra de Dios”.
Somos “su propiedad”, somos “su templo”, somos “el templo de Dios” … ¿No cree que necesitamos algo del mantenimiento de ese templo?
La Biblia nos enseña que nuestros cuerpos no nos pertenecen, por consiguiente, debe ser dedicado a Dios. Algunas personas piensan que, lo espiritual, debe ser cuidar el espíritu y su alma, pero que el cuerpo no importa. Muchos piensan que, quizá el cuerpo no tiene ninguna consecuencia, pero en Ro. 12: 1-2 el apóstol Pablo dice lo contrario. “Amigo ¿le ha presentado su cuerpo a Dios?, ¿es su cuerpo santo? ¿Es agradable a Dios?, 1Tes. 5:23. Espíritu, alma y cuerpo. Con mi espíritu tengo la vida espiritual y conozco el mundo sobre mí. Con mi alma tengo la vida psicológica y conozco la vida a mi alrededor, con mi cuerpo tengo mi vida física y me relaciono con el mundo debajo de mí. Cuando mi espíritu está bien soy santo, cuando mi alma está bien, estoy contento, cuando mi cuerpo está bien, estoy saludable y una persona perfectamente ajustada es santa, feliz y saludable.
Hoy en día la gente valora más el dinero que la salud.
Muchas personas pasan la primera etapa de sus vidas acumulando su riqueza y desperdiciando su salud. Luego en la segunda etapa de sus vidas van gastando su riqueza, para recuperar su salud y son infelices en ambas etapas de sus vidas.
A Lucas se le llamó el médico amado y le doy gracias a Dios por los médicos, porque hoy son llamamos de “ángeles”, “héroes”. Nunca la profesión de médico fue más valorada en la historia que en estos días. Permítame dar cuatro principios para que usted pueda estar en forma.
Primero. Disciplina. Su salud es un asunto de disciplina. Ahora nosotros nos llamamos discípulos la palabra discípulo y disciplina están entrelazadas. No somos discípulos sino nos disciplinamos, y si no lo hacemos con pasión.
“La pasión es el grado que uno está dispuesto a soportar, para lograr el propósito de Dios en nuestras vidas”. A mí me fascinó. Muchos vivimos vidas sin pasión porque no queremos ser disciplinados. Por ejemplo, necesitamos ser disciplinados en el asunto de las dietas y lo que comemos. “Muchos hemos empezado el año 2022 haciendo dietas y hemos fracasado miserablemente”, decía el Dr. Rogers.
El Pr. Craig Hill, entre sus consejos para tener una disciplina en la alimentación dice que debemos comer sólo lo que nos ponen en el plato y nada más. La Biblia dice: 1 Co. 6:13 “Si coméis o bebéis, hacerlo todo para la gloria de Dios”.
Segundo. La salud de tu vida es un asunto de “disposición. Endurecer las actitudes es tan malo como endurecer las arterias (Pr. 15:17) “Mejor es la comida de legumbres que de güey engordado…” La disposición, las emociones, todo tu ser… sean guardados para la venida del Señor Jesucristo.
Tercero. Devoción. Esto quiere decir que cuanto usted más ama a Dios, cuando le sirve, va a estar “más saludable”. La Biblia dice que el temor de Señor añade años a la vida, y necesitamos entenderlo. Hay un artículo con un título muy sugestivo: “Crea bien y viva bien” -Una parte de ese artículo decía “escoja las bancas de la iglesia del domingo por la mañana y compárese con un vecino que aún está en casa leyendo el periódico “el Deber” en su sillón reclinable” y pregúntese. ¿Qué hombre vivirá más tiempo y disfrutará de una vida y un matrimonio más estable? La respuesta es sin duda alguna: “El hombre o la mujer que está en las bancas de la iglesia”.
Demos Shakarian, presidente internacional de “Hombres de negocios del Evangelio completo”, dice refiriéndose a los creyentes que se congregan. “El pueblo cristiano es el pueblo más feliz de toda la tierra”. Aquí quiero hacer un énfasis en la campaña que ocupa a nuestra iglesia y será uno de los dos enfoques para el “retiro de verano 2022” “Volviendo a casa” y “Mi casa y yo serviremos al Señor”, para animar a volver a los alejados.
Cuarto. Decisión. Dejamos este punto para lo último, porque si usted entiende los anteriores conceptos y no toma una decisión entonces… ¿de qué sirve? No quiero que solamente entienda estos hechos, deseo que entren en su mente, y en su corazón y debe tomar una decisión.
Conclusión: Necesitamos tener una reunión familiar y compartir estos puntos. Padres, madres, hijos necesitamos sentarnos usted papá necesita asumir el mando y guiar a la familia en estos conceptos. Josué nos da una pauta en el capítulo 24:15 “escogeos hoy a quien sirváis” … Es un asunto de decisión.
¿Y cómo usted sirve al Señor?, “y todo vuestro ser, espíritu alma y cuerpo sean guardados irreprensibles para la venida del Señor”.
Trata con el cuerpo en disciplina, trata con el alma en disposición, trata con el espíritu en devoción, pero usted tiene que tomar la decisión. Debe decir: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”. Usted es libre de escoger, pero no es libre de no escoger. No escoger es una decisión, también.
Lo que usted necesita es mirar a su familia y preguntar: ¿Qué estamos comiendo para tener salud?… y para ser testimonio a nuestros vecinos y a los que están a nuestro alrededor. Debemos ser diferentes. Nuestras familias deben destacarse en asuntos de fe, diversión, asuntos de salud, alimentación, deportes. Nuestras familias deben ser un referente en la sociedad y la comunidad donde vivimos.
Pr. Charles Suárez Gonzalez
(fuente: A. Rogers)