enero 13, 2023

La Culpa

La Culpa

Todos nos hemos sentido culpables alguna vez en nuestras vidas, sin excepción, de hecho, sería raro y hasta peligroso si alguien me dice que nunca ha sentido culpa. 

Porque la culpa es este sentido responsabilidad o causa de un suceso o de una acción negativa o perjudicial, que nos atribuimos cuando infringimos un límite. 

Pero ¿qué pasa cuando esta culpa empieza a arraigarse en nuestro corazón y se vuelve un sentimiento constante en nuestras vidas?

VEAMOS QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE LA CULPA SALMOS 32: 1-5 Leamos por favor, 2 Samuel 11:1, 2 Samuel 12: 1-7, 2 Samuel 12: 13 Leamos nuevamente el Salmos 32, que leímos al principio SALMOS 32: 3-5

David fue libre cuando declaró su pecado. El día que el confesó, hubo quebranto, pero también empezó su proceso de restauración, de perdón, de sanidad y de consuelo porque hubo un arrepentimiento genuino en su corazón, ya no había sólo remordimiento, no sólo era consciente que estaba en pecado, sino que ese día confesó y se arrepintió de todo corazón, se apartó de su pecado.

APLICACIÓN: CÓMO PUEDO SER LIBRE DE LA CULPA 

Hay 3 elementos claves a través de los cuales podemos ser libres de toda culpa:

  1. RECONOCER Y CONFESIÓN: Lo primero que tenemos que hacer es reconocer nuestra condición, y confesar nuestro pecado delante del Señor. Y para esto necesitamos ser sinceros. La Biblia dice que el corazón del hombre es engañoso, más que todas las cosas. Esto significa que a veces ocultamos la verdad de lo que está sucediendo dentro de nosotros. En otras palabras, el problema que estamos dispuestos a confesar o atribuir nuestra culpa podría no ser el problema real. Podría haber algo más en nuestra alma. En la historia de ejemplo que estamos viendo hoy, dice que David, reconoce su pecado y lo declara, lo confiesa “he pecado contra Dios”, 2 Samuel 12: 13. 
  1. ARREPENTIMIENTO: Tiene que haber un cambio de dirección en nuestras vidas, dice en Proverbios “El que confiesa su pecado y se APARTA, alcanzará misericordia”. Si usted confiesa y sigue en el pecado no está arrepentido, sólo está teniendo remordimiento, y lo único que quiere es calmar su conciencia de la acusación, pero la culpa sigue ahí.

David rasgó sus vestidos, se echó ceniza en su cabeza, hizo ayuno, salió de su casa y estaba bajo el sol, la lluvia, muchos sacrificios, PERO NINGUNO DE ESTOS LO LIBRÓ DEL SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD.

Hasta que se arrepiente de todo corazón, hasta que decide apartarse del pecado.

20 Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió.

  1. VOLVER A JESÚS: Dice que David volvió su mirada a Dios y encontró perdón y restauración. El evangelio no se trata de Cristo ayudándome a salvarme a través de la flagelación propia o la expiación de mis propios pecados.

Cristo murió por nuestros pecados, para limpiarnos de toda inmundicia y que podamos acercarnos nuevamente a Dios. Sólo la sangre de Cristo derramada en esa cruz limpia nuestros corazones, y además nos da acceso a Dios. Quien es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. La Biblia dice que cuando recibimos a Cristo ya no estamos condenados. Dios, el juez justo, aceptó la muerte de Jesús como un reemplazo de nuestro castigo. Hemos sido JUSTIFICADOS POR LA FÉ EN JESÚS. Y tenemos paz con Dios. Cuando el Señor nos mira, no ve nuestro pecado sino la justicia de Jesús. Ese es el amor de Dios. 

CONCLUSIÓN: Natán le habló sobre las consecuencias de este pecado: “No se va quitar la espada de tu casa; Tus mujeres se van a ir con otros; El hijo que estás esperando de Betsabé va a morir”, (2 Samuel 12; 10-14).

Pero en medio de ese proceso, Dios estuvo con David. 2 Samuel 12: 19-20, 24 David entendió que lo más importante era haber recibido el perdón de Dios y su Paz. Dios le dice por medio de Natán, no vas a morir. Van a haber consecuencias del pecado, pero lo sostuvo en medio de todo el proceso. Muchas veces nosotros confundimos el estar pasando por estas consecuencias con la ira de Dios, esto no es así, eso es sólo el resultado natural de un pecado. Pero en medio de ese valle de sombra y muerte como dice su palabra él va estar con vos. No te va dejar, no te va desamparar, es más va a aminorar la consecuencia y sobre todo la paz de Dios que sobre pasa todo entendimiento va llenar tu corazón.

  • Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado
  • Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.

Aquí vemos a un David glorificando a Dios y alegrándose por el perdón de Dios. 

También hay muchas personas que se sienten culpables por pecados del pasado. Dice en la palabra del Señor, Que él ha hecho nuevas todas las cosas. “DE MODO QUE, SI ALGUNO ESTÁ EN CRISTO, NUEVA CRIATURA ES, LAS COSAS NUEVAS PASARON Y HE AQUÍ, TODAS SON HECHAS NUEVAS”. Y por el otro lado, si sos una persona que hace mucho ya no siente culpa, preséntate delante del Señor ahora, vuelve tu corazón a él, dice su palabra que el quebranta los corazones, y vuelve de carne hasta el corazón más duro.

¿Saben qué es interesante? Que Dios define a David como un hombre conforme a su corazón.

Porque el Señor no te define por tu pecado, sus pensamientos son más altos que los tuyos, sus planes para tu vida no van a ser frustrados por un pecado, él va a cumplir su voluntad en tu vida, pero necesitas volver tu corazón a él.

Tus errores no son más fuerte ni más grandes que el propósito de Dios para tu vida. Dios usa incluso ese pecado para su gloria, porque va llegar un momento en el que vas a poder levantar a alguien que caiga en lo mismo. Dios es fiel y nos sostiene Y aún en el tiempo de la consecuencia nos llena de fuerza, nos alienta, nos ama y nos consuela. Si has pecado, acércate hoy al trono de la gracia, al socorro de Dios, no encubras más tu pecado. El hoy te quiere hacer libre de toda culpa.

Si cargas con culpas de pecados pasados, que ya confesaste una y otra vez, hoy quiero que sepas que el Señor ya te perdonó y no se acuerda más de esos errores. ¡Hoy tienes que aceptar su perdón y su amor! 

Y si hace tiempo que no sentís culpa por nada, ora al Señor ahora para que él toque tu corazón.

Pr. Mauricio Suárez