enero 13, 2023

Huyes de tu Llamado

Huyes de tu Llamado

Jonás 1:2

Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo, levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella, porque ha subido su maldad delante de mí. Dios escogió a Jonás para enviarlo con el propósito de que exhorte a la ciudad debido a la gran maldad que se había levantado, lo mandó para que prevenga al pueblo y se arrepienta de su pecado. Pero Jonás desobedeció y se fue al otro extremo de la ciudad, huyendo para no exponerse a pararse delante del pueblo y decirles que si no se arrepienten el castigo por su maldad quizás iba a ser peor que el de Sodoma y Gomorra. Cuantas veces usted ha sido escogido y enviado por Dios para que levante a su familia, para que predique el evangelio, lo ha enviado a un trabajo para bendecirlo, lo ha enviado a orar por un enfermo, lo ha enviado a ponerse de rodillas por la conversión de su esposo (a) hijos, y usted o huyó o no quiso escuchar. Si nuestro Señor lo llama es porque algo vio en usted, es porque si usted oye y obedece su favor estará a su lado y las bendiciones que usted espera se las dará.

 

Jonás 1:3. Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis y descendió a Jope, y hallo una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová

Jonás al escuchar la voz de Dios huye de su presencia y corre a buscar cómo irse lejos para no ir a cumplir su misión. Cuántas veces usted y yo fuimos llamados por el Señor, cuántas veces fuimos enviados, pero huimos, preferimos repetir el viejo argumento, no estoy preparado, no es mi momento, aun soy inmaduro, tengo muchas debilidades. Jonás era humano como usted y como yo y desobedeció, temió y huyó, pero Dios lo había escogido, y a quien Dios escoge y envía se cumplirá porque es el propósito de Dios en su vida en esta tierra, lo que usted haga enviado por nuestro Señor lo hará con excelencia porque el Señor siempre lo enviara respaldado por su “Santo Espíritu”. Jonás 1:4-6.

 

Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que partiría la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios, y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir. Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes dormilón? Levántate, y clama a tu Dios, quizá el tendrá compasión de nosotros y no pereceremos. Jonás se baja al interior del barco, a encerrarse en cuatro paredes para sentirse seguro y se duerme. Este sueño es el adormecimiento que pone el temor y la desobediencia, este sueño es la mentira del no poder, del no es mi tiempo, este adormecimiento es el estar en su zona de confort, este adormecimiento lo retiene en sus deudas, en sus enfermedades, en su inmadurez en la fe, en la crisis diaria de su matrimonio, en la falta de control de sus hijos. Este adormecimiento lo tiene sellado para que las palabras del Señor no entren a su mente y baje a su corazón, este adormecimiento lo hace huir de todo lo que lo puede hacer libre, y es ahí donde alguien es enviado por el Señor a tocar su hombro y hacerlo despertar para que reaccione, y es ahí donde usted se da cuenta del amor de Dios hacia usted, porque insiste en ayudarlo, ahí en ese despertar usted se da cuenta que de la presencia del Señor no podrá huir jamás porque usted es su escogido. 

 

Jonás 1:7-10. Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quien nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. Entonces le dijeron ellos: decláranos ahora porque nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de que pueblo eres?, él les respondió: soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra. Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Porque has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado  

No podemos huir de la presencia del Señor, donde nosotros vayamos estamos identificados como hijos suyos porque él nos escogió primero, para enviarnos, para usarnos como instrumentos suyos. Así como Dios les descubrió a los del barco quién era Jonás, y que por causa de él estaban por perecer, así muchas veces somos causantes de males en nuestras vidas por no querer obedecer el llamado del Señor, no queremos escuchar su voz, no queremos servir, no queremos cambiar de vida, no queremos sacrificio en levantarnos a luchar por nuestras familias, menos por el prójimo como manda la palabra. Vemos que nuestros hijos no están en el camino correcto, vemos que nuestro matrimonio no avanza, vemos que las dudas nos consumen, no conseguimos trabajo, vemos que no tenemos estabilidad emocional. 

 

VEMOS, PERO NO ENTENDEMOS PORQUE ESTAMOS CIEGOS, ADORMECIDOS POR HUIR DEL LLAMADO DEL SEÑOR. 

Jonás 1-11-16. Y le dijeron: ¿Que haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más. Él les respondió: tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietara, porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra, mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos. Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente, porque tú, Jehová has hecho como has querido. Y tomaron a Jonás y lo echaron al mar, y el mar se aquieto de su furor. Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, he hicieron votos. Cuando vemos que el barco se está hundiendo por nuestra causa, porque cuando pudimos hacer no lo hicimos y ahora creemos que es tarde, entra ese espíritu de muerte, ese espíritu de culpabilidad, de haber arrastrado a gente inocente con nosotros a causa de no querer cambiar nuestro modo de vida, a causa de jugar con las cosas del Señor, digo jugar porque conocemos lo que nos dice Dios en su palabra y aun así hacemos lo contrario. Esa desobediencia a nuestro llamado y ese huir de Dios nos hace llevar a la muerte espiritual nuestros matrimonios, hijos, trabajo, familia y nuestra misma vida espiritual.

 

Jonás 1:17. Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás, y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches 

Nuestra comodidad, nuestra desobediencia, nuestro adormecimiento nos lleva a pruebas duras en nuestras vidas, Dios permite que bajemos a las profundidades oscuras, allí donde no vemos ninguna salida, para hacernos reaccionar, para que podamos entender que esto no es con nuestra fuerza sino con obediencia, asumiendo el llamado y el servicio. Allí en medio de nuestras pruebas seguimos, soberbios, no queremos humillarnos ante la presencia del Señor y confesar que sin él no podemos, a Jonás le llevó tres días duros, donde no sabía si saldría vivo, porque todo el panorama en el vientre de un pez apuntaba que era su fin, ahí a las puertas de la muerte se puso de rodillas y oro arrepintiéndose de haber desobedecido su llamado. 

 

Jonás 2:1-2. Entonces oro Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez y dijo, invoque en mi angustia a Jehová y el me oyó, desde el seno del seol clame, y mi voz oíste. El Señor nos ama tanto que permite que las pruebas nos lleven a lugares sin salida, para que reaccionemos, para que empecemos a dejarnos llevar donde él quiera, es ahí donde nos enseña a doblar rodillas, y quebranta nuestros corazones, es ahí donde el poder humano va por tierra y sometemos nuestra carne a su Santo Espíritu, ahí en el dolor, llanto y desesperación, ahí es donde el Señor romper nuestras estructuras, y es ahí donde decimos heme aquí Señor envíame a mí. 

 

Pra. Mónica Landívar