enero 13, 2023

Arrepentimiento

Arrepentimiento

Hechos 17:30

 

Uno de los mensajes primordiales de la Biblia es el llamado al arrepentimiento y el cambio. Esta enseñanza es de vital importancia. Tal como escribió el apóstol Pablo, Dios «manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan». Hechos 17:30. Sin embargo, el concepto de arrepentimiento no es un tema recurrente en la mayoría de los escenarios religiosos modernos; hoy en día rara vez se exhorta a una congregación de creyentes a arrepentirse. Por otro lado, en la Biblia vemos que Juan el Bautista, primo de Jesús, predicó fervientemente sobre el arrepentimiento y además alentó a quienes le oían a hacer «frutos dignos de arrepentimiento» S Mateo 3:2, 8. Poco después de la muerte de Juan, Jesucristo insistió en esta enseñanza. S Mateo 4:17. Más adelante, cuando la Iglesia del Nuevo Testamento fue fundada unas semanas más tarde después de la crucifixión de Cristo, el apóstol Pedro se dirigió a miles de creyentes judíos exhortándolos a que se arrepientan y se bauticen, para ser perdonados y para recibir el don del Espíritu Santo. Hechos 2:38.

 

En el Nuevo Testamento, la palabra «arrepentimiento» viene del término griego «Metanoia» que significa «un cambio en nuestra manera de vivir tras cambiar por completo nuestra visión y actitud con respecto al pecado y la justicia». El Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento de Vine define esta palabra literalmente como «percibir después de». En otras palabras, el arrepentimiento implica darnos cuenta de que nuestras acciones pasadas fueron pecaminosas (quebrantaban las leyes buenas y beneficiosas de Dios) y que necesitamos cambiar nuestra manera de vivir para siempre. El deseo de cambiar hábitos pasados y obedecer a Dios no es natural en el ser humano. Romanos 8:7.

Es Dios quien nos ayuda a comprender la necesidad de arrepentirnos. Romanos 2:4, que es el primer paso para comprometernos a una nueva vida y a transformar nuestra mente y corazón de carnales a espirituales.             Hechos 3:19; Romanos 12:2.

 

Este arrepentimiento inicial es una decisión personal muy importante que cambia nuestra vida y nos lleva al bautismo, a través del cual recibimos el regalo de Espíritu Santo. Hechos 2:37-39. El arrepentimiento implica comprender la seriedad del pecado. Romanos 6:23; Efesios 2:1-3, desear profundamente el perdón de Dios. Salmos 51:1-3; Hebreos 9:14 y comprometernos decididamente a cambiar hábitos y pensamientos para dejar de pecar. Mateo 3:8; Hechos 26:19-20. Como enfatizó el apóstol Pablo en 2 Corintios 7:10, «la tristeza que es según Dios» lleva al arrepentimiento, el cual produce cambios permanentes en nuestra vida y, finalmente, conduce a la salvación. En cambio, «la tristeza del mundo» no provoca cambios permanentes y lleva a la muerte. En el versículo 11 se describen la constante diligencia y el vehemente deseo de cambiar que surgen de la tristeza según Dios. Parte del evangelio de Jesucristo es el llamado al arrepentimiento.      S Marcos 1:14-15, a cambiar el rumbo de nuestra vida, la búsqueda natural de la satisfacción de los deseos pecaminosos humanos para obedecer a Dios y buscar su Reino. En Lucas 13:1-5, vemos que Cristo enfatizó el hecho de que la vida humana es vana y caprichosa hasta que decide arrepentirse y comenzar a buscar el Reino de Dios, y lo hizo con ejemplos reales de lo que ocurría a su alrededor.

 

Luego de su muerte y resurrección, Cristo ordenó a sus discípulos predicar acerca de su sacrificio y el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén» S. Lucas 24: 46-47; S Mateo 28:18-20; Jesús estuvo dispuesto a ser azotado y morir de una terrible muerte con el fin de pagar por la pena de nuestros pecados. Este increíble sacrificio nos muestra aún más la seriedad del pecado y lo agradecido que nos debemos sentir con nuestro misericordioso Dios.

 

¿Qué es el arrepentimiento? ¿Acaso es una decisión que se toma solo una vez en la vida y que lleva al bautismo? No. El arrepentimiento debe ser más bien una manera de pensar, la conciencia de que vencer el pecado es algo que dura toda la vida. Necesitamos ser perdonados cada vez que desobedecemos la ley de Dios. En Colosenses 3:1-10, vemos que el apóstol Pablo insta a quienes, tras haber creído y se han arrepentido, bautizado ha recibido el Espíritu Santo, a hacer «morir» el comportamiento pecaminoso del «viejo hombre» y revestirse del «nuevo». Y, en Romanos 7:13-25, describe vívidamente la lucha que tenemos contra nuestra propia naturaleza propensa al pecado, y explica que nuestra única esperanza es Jesucristo y su perdón (v. 24-25). Después de arrepentirnos por primera vez y bautizarnos, hay una necesidad continua de arrepentirnos y buscar perdón constantemente: 1Juan 1:8-10. De acuerdo a su plan, Dios ha dado la oportunidad de salvación a toda la humanidad. Pero para esto, todo ser humano deberá pasar por la experiencia personal del arrepentimiento. Como escribió el apóstol Pedro, Dios no quiere «que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» 2 Pedro 3:9.

 

Pr. Rolando Hurtado