El Concepto de amor fraternal aparece a lo largo de toda la Biblia, pero la palabra específica sólo se encuentra en el Nuevo Testamento (NT).
El término que generalmente se traduce “amor fraternal” en el Nuevo Testamento es el griego philadelphia y se utiliza solamente cinco veces. Romanos 12:10;1 Tesalonicenses 4:9; Hebreos 13:1; 1 Pedro. 1:22; 2 Pedro1:5-8.
El amor fraternal en la literatura cristiana antigua significa tratar a los demás como si formaran parte de nuestra familia.
La palabra básica utilizada para el tipo de amor fraternal, phileo, a veces significa “besar”, lo que significa demostrar una amistad íntima, S Marcos 14:44. Esta clase de amor no se usa para referirse al amor de Dios ni para el amor erótico. Jesús les enseña constantemente a sus seguidores el principio del “amor fraternal”. Él declaró que el segundo gran mandamiento es: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
S Marcos 12:31. En la parábola del buen samaritano explicó quién es ese prójimo. (S Lucas 10:25-37.).
También en la parábola de los dos deudores instaba a perdonar al hermano (Mateo 18:23-35).
Jesús ofreció la Regla de Oro como guía para relacionarse con un hermano Mateo 7:12.; S Lucas 6:31. Para obtener de Dios ese amor fraternal debemos perseverar en la comunión unos con otros. Hechos 2: 42.
Claramente se señalan principalmente cuatro actividades de la iglesia primitiva, y que en cada una de ellas perseveraban.
Una de las cuatro actividades en las cuales la iglesia debería permanecer era “la comunión unos con otros”.
Uno de los temas claves del NT, es la palabra “Koinonia” (griego), puede traducirse como comunión, comunidad, participación, sociedad o simplemente «compartir una vida en común» o «permanecer en comunión».
Koinonía tiene dos dimensiones básicas: Una con Dios y la otra con el hombre. La comunión bíblica auténtica comienza con la comunión con el Dios bueno. 1 Juan 1: 3.
La comunión o Koinonía se entiende en la unidad y en «la permanencia de COMUNIÓN» con aquellos que están en Cristo. Hechos 2: 44- 45.
Koinonia vertical. La comunión cristiana está cimentada en la comunión con Dios. 2 Corintios 13: 14.
La comunión con Dios, es simplemente el hecho de compartir con Dios, por medio del poder, la gloria, y la bondad de Dios y sus promesas. Nosotros podemos ser partícipes de su naturaleza divina. ¡Qué maravilla!, 2 Pedro 1: 3-4.
Koinonia horizontal. La koinonía con Dios conduce inevitablemente a la Koinonía con los compañeros cristianos. La ruptura de la comunión con nuestros hermanos nos excluye de la comunión con Dios. 1 Juan 1: 6.
Estar mal, o aborrecer a nuestro hermano, es equivalente a estar en tinieblas y andar en tinieblas. 1 Juan 2: 8-11.
Sí decimos que amamos a Dios y aborrecemos a nuestro hermano mentimos, somos mentirosos. 1 Juan 4: 20.
Las dos dimensiones de Koinonía están incluidas y vistas en la Santa Cena. 1 Corintios 10: 16-17.
Nuestra unión unos con otros está basada en nuestra unión con Cristo. Los primeros cristianos no eran simplemente una sociedad de gente que “cooperaban unos con otros”, y “vivían una vida en común”. Hechos 2: 45-47. La iglesia necesita no sólo de metas. Las metas son necesarias, pero la iglesia es un organismo vivo, que necesita de Koinonía, de unidad y no sólo de metas. Juan 17: 21. El entendimiento de la revelación de iglesia como cuerpo es fundamental. 1 Corintios 12: 12. Hay Peligros en la Koinonía.
> ¡Hay peligro en la Koinonía, cuando la lengua está trabajando! No suelte su lengua. Puesto que la Koinonía es frágil, fácilmente puede ser rota por expresiones, torpes, palabras desmedidas, hirientes, palabras mentirosas, palabras airadas, palabras chismosas. Proverbios 12: 18; Proverbios 12: 22; Proverbios 13:3; Proverbios 15: 1; Proverbios 17: 28. El apóstol Santiago, nos puso sobre aviso del gran daño destructor que pueden causar las palabras irresponsables. Santiago 3: 5-9.
> Hay peligro en la koinonía cuando hay críticas y juzgamiento. Mateo 7: 1-5. Colosenses 3: 13,16.
> Hay peligro en la Koinonía cuando dejo heridas sin tratar y conservo las heridas. Hebreos 12: 15. El resentimiento no sólo daña la comunión, sino también produce un incalculable daño físico a la persona que lo tiene. El perdón cristiano tiene su origen en Dios. Efesios 1: 7. Jesús nos dice que el pecador perdonado tiene que perdonar. S Mateo 6: 12; Colosenses 3: 13-14. ¿Cómo perdonamos? a) Si tu hermano “tiene algo contra ti”, S Mateo 5: 21-24. b) si tu hermano peca contra ti, (si tú tienes algo contra tu hermano) S. Mateo 18: 15-17. Recuerde cuanto Dios nos ha perdonado a nosotros. Jesús nos da este ejemplo en su parábola del siervo malvado. S. Mateos 18: 23-35.; Debemos procurar guardar la unidad Efesios 4: 3. La koinonía verdadera exige el compromiso de que vivamos en perfecta comunión unos con otros. Hechos 2: 32-37; 44-45. Debemos de comprometernos de no producir daños por nuestras actitudes y acciones o con nuestra boca. En todas las circunstancias buscar la forma de apoyar, ayudar, soportar, cuidar a nuestros hermanos.